En cada país existe varias tradiciones para finalizar el año, por ejemplo, tenemos a Dinamarca y su tradición de romper platos, esto con el fin de ahuyentar los malos espíritus, o también a Rusia y su clásico baño en agua helada, una forma de simbolizar el renacimiento de un nuevo año, y como olvidarnos de la cávala de las 12 uvas en España, esto con el fin de pedir un deseo por cada uva que se ingiera.
Latinoamérica no se queda atrás en sus tradiciones, entre
ellas tenemos el salir con una maleta y correr alrededor de la casa, esto con
el fin de obtener un viaje en el nuevo año, otra tradición muy singular es el de
utilizar ropa interior con un color especial, cábala que busca encontrar el
amor, dinero y buena salud para el año venidero.
Pero de todas las tradiciones que hemos mencionado hay una
muy particular que se vive en la mayor parte de Latinoamérica, pero ha tenido
gran protagonismo en Ecuador, la conocida quema de años viejos o “monigotes”,
que son esculturas de papel y cartón, en la actualidad pueden llegar a medir,
el tamaño de una casa de dos pisos y son quemadas al finalizar el año.
Pero ¿Cómo surgió esta tradición?
La quema de muñecos era una costumbre en la
antigua roma, un rito que se extendió a los
territorios conquistados por el imperio romano entre ellos España, quien al
conquistar américa trajeron esa costumbre, pero esta quema de los muñecos, no era
con el fin de terminar el año sino más bien, para celebrar la fiesta conocida
como la quema del judío, fiesta que hacía alusión a la quema y apedreamiento a
un muñeco que simbolizaba a Judas Iscariote por su traición a Jesús.
En Ecuador la quema de monigotes en fin de
año, se remonta a la epidemia de fiebre amarilla, específicamente en Guayaquil,
pues para evitar la propagación del virus, se hacían atados con la ropa del
difunto y se los quemaba, allí empezó la quema de monigotes hechos de paja y
aserrín, esto remontándonos al siglo 20.
El uso del material fue cambiando con los años,
utilizando ya no solo el aserrín, sino una estructura o esqueleto de madera
para poder formar fantásticas esculturas de gran tamaño, esto con el fin de
competir barrio con barrio y ver quien hace el muñeco más llamativo de la
ciudad.
Después de todo el trabajo que pudo haber durado meses,
semanas o días, al momento que el reloj marque las 12 de la noche, estas
esculturas se empiezan a desarmar para posteriormente quemarlas y poder cumplir
la cábala de incinerar todo lo malo del año que termina y empezar un próspero
año nuevo.
Y a ti ¿Qué te parece esta tradición?, ¿Harías una
escultura para luego quemarla?
Déjanos tu opinión en los comentarios.
Ya me dio ganas de ir a Ecuador
ResponderEliminarInteresante, me gustaría hacer una escultura de esas pero de políticos jeje
ResponderEliminarBueno no me gustaría quemar algo que me costó tanto trabajo
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